viernes, 28 de noviembre de 2008

¡Ajá!: Intimidades de un nombre

Decidimos que nuestro grupo se llame de este modo: ¡Ajá!
¿Por qué ese nombre?. “En psicología experimental es clásica la anécdota de un profesor que pretendía estudiar la capacidad de los chimpancés para resolver problemas. A ese fin colgó un plátano del centro del techo, a suficiente altura para que el mono no pudiera alcanzarlo de un salto. En la habitación no había más que unas cuantas cajas de embalajes dispersas al azar. El experimento consistía en ver si a una damita chimpancé se le ocurriría apilar primero las cajas en el centro del cuarto, y luego encaramarse a ellas para coger el plátano.La chimpancé se sentó tranquilamente en un rincón, observando cómo el psicólogo colocaba las cajas. Estuvo pacientemente esperando hasta que el profesor cruzó el centro de la sala. Cuando éste pasó exactamente por debajo del plátano, la chimpancé se le subió de pronto al hombro, dio un salto en el aire y atrapó el plátano.La moraleja es ésta: Problemas que en apariencia son muy difíciles pueden tener soluciones sencillas e inesperadas. [….] Estas corazonadas, ocurrencias súbitas que resuelven un problema con elegancia y brevedad, se llaman ahora, en psicología, reacciones ¡ajá!. Parecen como llovidas del cielo. […] Estudios recientes muestran que personas dotadas de gran capacidad ¡Ajá! son todas ellas inteligentes hasta niveles moderados, y que, a partir de tal nivel, no parece existir correlación entre elevada inteligencia y pensamiento ¡Aja!”. [Tomado de: Gardner, Martín. Inspiración ¡ajá!.(1981). Editorial Labor S.A. Barcelona]